El ojo seco es una enfermedad crónica. Es importante prevenir y disminuir los factores de riesgo que están en nuestra mano. Así, por ejemplo, es conveniente disminuir el tiempo que se permanece frente a la pantalla del ordenador o hacer pequeños descansos a lo largo de la jornada vigilando, entre otros, el brillo de la pantalla o la iluminación de la habitación. Hay que recordar reforzar el parpadeo cada cierto tiempo.
También es conveniente evitar los espacios cerrados secos (aquellos en los que hay un exceso de aire caliente o frío provocado por la calefacción o el aire acondicionado) o utilizar un humidificador para combatir la sequedad.
En ocasiones puede ser necesario limitar el uso de lentes de contacto.
Una buena opción para actuar contra el ojo seco pasa por incluir en la dieta alimentos que contengan ácidos grasos omega 3 y por mantener una buena higiene de los párpados y las pestañas.
La utilización de lágrimas artificiales ayuda a aliviar los síntomas de sequedad ocular de manera rápida. Hay varios tipos de lágrimas artificiales y la utilización de unas u otras dependerá de las necesidades de cada persona.
En ocasiones, siempre que el profesional de la visión así lo indique, es conveniente utilizar colirios antiinflamatorios para evitar la inflamación de la superficie del ojo.