El ojo seco es una enfermedad del ojo que afecta al 30% de la población. Suele afectar a las personas mayores de 50 años aunque esta afección se está disparando entre las personas jóvenes debido a la exposición excesiva a las pantallas digitales.
Las causas que provocan los problemas en las lágrimas pueden ser varias y, aunque pueden aparecer de forma aislada, también pueden darse a la vez, provocando que el problema sea más complicado de resolver.
Una edad avanzada, cambios hormonales, el consumo de antihistamínicos (que suelen utilizarse para tratar los procesos alérgicos) o un déficit de vitaminas en la alimentación, pueden provocar que la calidad de las lágrimas no sea la óptima.
La utilización de lentes de contacto también puede convertirse en un factor de riesgo para el desarrollo del ojo seco.
En ocasiones la producción de lágrimas puede verse afectada por factores ambientales. La exposición al aire seco de la calefacción o del aire acondicionado o a la contaminación ambiental (el humo de industrias o del tráfico) inciden en la cantidad y/o calidad de las lágrimas.
La utilización de ordenadores y dispositivos móviles favorece la aparición del ojo seco. Esto se debe a que los ojos ralentizan el parpadeo mientras trabajamos o jugamos frente a la pantalla lo que hace que se generen menos lágrimas
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